Aun así, pensamos que no es necesario hacer tanto énfasis en las acciones de «marcaje y anticipación» a realizar sobre los adversarios sin la pelota (sobre todo si tuviésemos en cuenta las múltiples interpretaciones posibles sobre la idea de «marcaje»). Según el mismo autor, es importante diferenciar, en las acciones de «marcaje zonal», la que se dirige sobre el portador del balón de aquéllas que tienen como objetivo controlar sus apoyos. Para eso, explican, cada jugador, en función de la posición del balón, debe cubrir un cierto espacio (zona), a través de «marcajes en zona» (también designadas como «marcajes en anticipación»). Así, dice, un equipo «defiende zonalmente» cuando cada jugador administra una parcela del terreno de juego, dentro de la cual va modificando su posición en función de donde se encuentre la pelota, sus compañeros y los adversarios. No solo no coincidimos, al pensar que esa idea resulta precisamente de considerar la «defensa en zona» como una forma de defender donde cada jugador es responsable de una determinada zona del terreno de juego (normalmente la zona de intervención del jugador deriva de la estructura/sistema del equipo). Mas, si pensamos en esta forma de defender como una intención colectiva de cerrar los espacios de juego con más valor (los espacios próximos a la pelota), fácilmente descubrimos que ella es posible de concretizarse en cualquier zona del terreno.
Para Pacheco (2001), el “marcaje en zona” (o “marcaje individual zonal”) “es aquélla en la que un defensor es responsable de una determinada zona del campo y marcará al adversario que en ella aparezca”. Para Caneda Pérez (1999), a pesar de que desde un punto de vista tradicional el término “defensa en zona” (o “defensa zonal”) indique que se le encomienda al jugador la tarea de cubrir su zona de responsabilidad, ésa acaba por ser una explicación genérica y confusa, dado que la atención del mismo no se limita a esa zona, mas sí al desenvolvimiento del partido. En los Cuartos de Final del Mundial de México 1986, Argentina se enfrentó a Inglaterra. Esta forma de defender requiere comunicación y visión de juego por parte de los jugadores, los cuales tendrán que saber qué sucede a su alrededor, así como cuál es la situación del portador de la pelota. Esto es, si la organización del equipo, por ser algo que emerge del respecto sistemático por un conjunto de valores/principios, se fundamenta en la táctica (entendida como una determinada cultura de juego), es esa dimensión la que coordina al equipo y a cada uno de los jugadores.
Para nosotros, los movimientos de jugadores adversarios en las «zonas de frontera», a semejanza de los cambios de orientación adversarios, son aspectos problemáticos en esta forma de organización defensiva porque la coordinación colectiva se pone a prueba. Por eso (y para eso), la orientación de los defensas depende de tres referencias fundamentales: la posición de la pelota, de los compañeros y la de los adversarios. Aunque coincidamos con el autor cuando éste afirma que las posiciones de la pelota, de los compañeros y de los adversarios son las tres referencias fundamentales para la orientación de los jugadores en términos defensivos, no podemos dejar de señalar que, para nosotros, la posición de la pelota y, en función de ésta, la posición de los compañeros, son por norma las más importantes. Según el entrenador español Pérez García (2002), con un «trabajo zonal» no se «marca» a ningún jugador adversario directamente, se ocupan zonas próximas o directamente relacionadas con la posición de la pelota. ». En las zonas alejadas de la portería, por representar una gran cantidad de espacio, las acciones defensivas deben tender hacia el «marcaje por anticipación».
Mas, cualquier «marcaje próximo» a un adversario sin balón será siempre circunstancial, consecuencia de la ocupación inteligente de los espacios. Los dos autores destacan también que el equipo deberá procurar estar corto y estrecho, en el sentido de tener superioridad numérica en la zona del balón. Es por eso que aquellos defensores con un control adecuado sobre esas críticas, es más probable que posean una tendencia de atribución (esa tendencia es entendida como la predisposición del futbolista a apreciar una fuente de valoración más que otra) basada más en la objetividad y racionalidad de las fuentes, equipaciones futbol con una autoestima y autoeficacia bastante elevadas. Para que se tenga una buena «organización zonal», todo el equipo tiene que se moverse como tal para la zona donde éste se encuentre. Para Goikoetxea Olaskoaga (2001), “la zona es una referencia pero, al final, se trata de marcar jugadores adversarios. Accame, 1995), Bauer (1994), Castelo (1996) o Pacheco (2001), no es de extrañar este entendimiento práctico de la «defensa en zona», todavía, por todo lo que ya referimos, éste parece ser un «camino» que nos lleva a otro(s) lugar(es) pero no a ése.