Constatemente me decía «not dark, not dark» mientras se liaba un cigarro y le daba un trago a su cerveza. Mientras Wullie se agarraba una caraja de aquí te meneo (pudo beberse entre 7 y 8 latas de cerveza), me enseñó a jugar a este juego en el que tienes que encajar herraduras de caballo que pesan un quintal en un palo metálico.