“Ese día fue mi primer contacto de mi misión, si algo tengo y esos momentos tan difíciles que he vivido, es venir a servir, a trascender y no es por miedo, sino que es un don que Dios me otorgó, que he estado desarrollando, que he trabajado”. Ese día fue cuando me conecté con esa misión de servir”. Con la voz entre cortada por la emoción recuerda que salió del pequeño salón y lo que le provocó fue llorar, llorar y llorar.